(1772–1810), bisnieto del Baal Shem Tov, fue un líder espiritual jasídico que transmitió enseñanzas profundas de la Torá en un lenguaje accesible para todos. Maestro de relatos, parábolas y consejos, tuvo en Rabí Natán a su principal discípulo y difusor. Autor de obras como Likutei Moharán, Sefer HaMidot y el Tikún HaKlali, viajó a la Tierra de Israel y finalmente se estableció en Breslev. Enfermo, se trasladó a Uman, donde fue enterrado junto a miles de mártires judíos. Su mensaje central, “No existe desesperación en el mundo”, sigue inspirando a miles que visitan su tumba y estudian sus enseñanzas para fortalecer su fe, alegría y conexión con D-s.
Rabí Natán de Breslev (1780–1844), principal discípulo de Rabí Najman, fue el gran continuador y difusor de sus enseñanzas. Proveniente de una familia opuesta al jasidismo, se convirtió en su más fiel seguidor tras conocerlo en 1802. Con valentía, enfrentó oposición y persecuciones para registrar y publicar obras fundamentales como Likutey Moharán y Likutey Halajot. Tras la muerte de Rabí Najman, promovió la tradición de peregrinar a Uman en Rosh Hashaná y mantuvo vivo el lema: “¡Nunca te desesperes!”. Su legado de fe y compromiso sigue inspirando a generaciones